Friday, December 21, 2012

Las diferencias y semejanzas en el tratamiento de la naturaleza en Doña Bárbara de Rómulo Gallegos y La última niebla de María Luisa Bombal


En la novela Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, la naturaleza es representada de una manera hostil y salvaje.  Las selvas, los llanos, la vegetación y los conflictos por la tierra abruman, matan o confunden a los hombres.  La naturaleza de la llanura, devora a los hombres, es  primitiva, feroz y engendra violencia y crímenes. Doña Bárbara, el personaje principal de la novela, representa ese aspecto salvaje de la naturaleza llanera y Santos Luzardo (el santo) representa el orden y la modernidad.
Doña Bárbara, (que en realidad se cree es una representación de doña Pancha un personaje real de la historia) se muestra como una mujer dominante, hosca, salvaje.  Su descripción incluye una belleza traicionera, capaz de devorar a cualquier hombre, mala mujer, mala madre, sin sentimientos, y además de esto también bruja.  La asociación de Doña Bárbara con la naturaleza representa la dicotomía entre civilización y barbarie.  Santos Luzardo tiene que domar esa naturaleza salvaje, tiene que cercar los terrenos, traer la modernidad y el progreso.  Santos Luzardo recoge a la hija de doña Bárbara e intenta educarla, esto es otro ejemplo más del conflicto entre civilización y barbarie,  un conflicto de poder y de dominio, un conflicto entre el hombre civilizado y la mujer salvaje.

Hay que destacar que la constancia de la civilización, la lucha incesante de Santos Luzardo en contra de Doña Bárbara, la representante de la barbarie, trae como consecuencia la victoria de Santos Luzardo, como si se pretendiera dar una moraleja: el bien triunfa sobre el mal.  El mal es la mujer y la naturaleza y el bien es la modernidad y el hombre.   Un mensaje profundo de la nación ideal, un mensaje de exterminio a todo lo que presente valores diferentes a la civilización. 

En La última niebla de Bombal, vemos como una mujer pasa su vida de casada bajo el dominio de un hombre que desea moldearla para que encaje con sus deseos. La vida matrimonial, se convierte para ella, en una rutina total, prácticamente puede predecir lo que sucederá en cada minuto de su vida.  La protagonista intenta librarse de la realidad mediante ensoñaciones.  Con estas ensoñaciones descubre sentimientos y sensaciones íntimamente vinculados a la naturaleza idealizada.  Estos viajes oníricos llevan a este personaje a encontrase con sí misma, a conocerse y a describir lo que una mujer siente, algo que el hombre no ha podido hacer, aunque lo ha intentado muchas veces.  Por ejemplo, yo como hombre, ¿cómo puedo describir de una manera certera las sensaciones sexuales de una mujer? Me parece algo imposible.

La protagonista encuentra el despertar del deseo femenino abrazada a un árbol, un símbolo fálico. La conexión que ella tiene con la naturaleza en el estanque es algo difícil de palpar desde el punto de vista masculino, con un lenguaje muy poético, muy femenino y directo, Bombal describe como la protagonista se masturba, describe lo que siente en las aguas del estanque. 

Ella se desprende de la realidad en estas ensoñaciones.  Un símbolo onírico es la cadena que se rompe cuando ella es guiada por su amante.  “Romper las cadenas” es un dicho conocido que se refiere a desprenderse o alejarse de algún tipo de reclusión o martirio.   Ella, vive en completa comunión, entre la niebla y el silencio, las raíces, el agua y las hojas, a diferencia de su esposo que habla de cacería, y de los otros hombres que le tiran un animal muerto a sus pies.  La dominación de la naturaleza y de la mujer por parte del hombre,  es el mismo discurso que vemos en Doña Bárbara de Rómulo Gallegos.  La protagonista de La última niebla parece ser parte de la naturaleza, pues viven en completa comunión.  El hombre intenta dominar a la protagonista y vemos como se usa el símbolo de la cacería y de animales ensangrentados para mostrar que el hombre también intenta dominar a la naturaleza.  Aunque nunca se refiere a esto explícitamente, en contraste con Doña Bárbara, en La última niebla, la barbarie viene del discurso masculino.     

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