Friday, December 21, 2012

La representación de la mujer en tres textos literarios


La mujer es representada de diversas maneras en las diferentes épocas literarias.  Por ejemplo en la novela naturalista de Pardo Bazán:  Los Pazos de Ulloa, y en la novela realista: Fortunata y Jacinta de Galdós la mujer es representada de una manera muy distinta a la representación femenina que hace Unamuno en su novela Niebla.  

En la Novela Realista: Fortunata y Jacinta se representa a la mujer de una manera bastante denigrante.  A pesar de que en esta novela, existen hombres sumisos como Maxim y mujeres dominantes como su tía, el papel de la mujer en esta obra está constantemente relegado a los aspectos de la procreación y la crianza de hijos.  El tema de la capacidad para procrear está muy presente, parece ser que en la obra, la mujer no puede ser mujer si no posee la capacidad para procrear.  Jacinta, sufre increíblemente por la incapacidad para darle un hijo a su esposo y llega hasta el punto de adoptar a un niño que cree ser hijo de su esposo.  También vemos como Fortunata es presentada comiéndose un huevo crudo al principio de la obra, señalando sus capacidades reproductivas.  Jacinta sueña amamantando a bebes que se convierten en muñecos etc. La alusión a la “producción de hijos” llega a tal punto, que se pude decir que no hay capitulo de la novela donde no se hable de este tema.  Este rol reproductivo que se le adhiere a la mujer, es tan denigrante que la somete a los oficios del hogar, a la crianza de hijos, y si no logra reproducirse, es considerada una mujer sin valor alguno.     


En los Pazos de Ulloa, Pardo Bazán nos muestra, principalmente, dos tipos de mujeres:  Nucha es una mujer de Santiago de Compostela, de la ciudad, una mujer que desconoce la hostilidad de la vida en el campo.  Nucha es la mujer idealizada por el hombre, prácticamente la mujer perfecta.  Ella muy educada, de fe, delicada y sumisa y resiste cuanta cosa el destino le depare.  Su objetivo es ser una buena mujer, madre y esposa.  Sin embargo, llega un punto en que su esposo ya no la considera una mujer verdadera por la inhabilidad de procrear.   La ve como un ser débil, enfermizo e incapaz de sobrevivir en el monte.  Cuando finalmente logra dar a luz, la frustración de su esposo aumenta al darse cuenta de que la criatura que acaba de nacer es de sexo femenino.  Ella sufre en silencio, este sufrimiento es revelado al lector por medio de las confesiones que tiene con el padre Julian.   Por otro lado tenemos a Sabel, la empleada de los Pazos de Ulloa.  Ella es una mujer del campo, fuerte y acostumbrada a la vida hostil de la región.  Ella tiene un hijo (ilegitimo) con el marqués pero su corazón pertenece a un gaitero de la región.  Su padre primitivo, controla su instinto amoroso y la obliga a abandonar al gaitero.  El marqués abusa de ella, golpeándola y ofendiera verbalmente a su antojo.  Recibe maltratos de los dos hombres de la casa, su padre y el marqués.  Es usada por su padre para poder quedarse con las riquezas de los Pazos. 


Por otro lado, adelantándonos unos años más, en la novela de la generación del 98: Niebla de Miguel de Unamuno, la mujer es representada de una manera muy interesante si tenemos en cuenta la época en que se crea y se desarrolla la obra.  En esta obra, anticipando a los grandes movimientos feministas del siglo XX, Unamuno muestra la representación de la mujer del futuro.  En una de las líneas del libro, Eugenia discute con su madre acerca de sus planes con Mauricio, que incluyen la posibilidad de trabajar por él y mantenerlo, Eugenia dice que quiere llegar a decir que Mauricio es de ella y de nadie más. Este sentido de posesión y control que la mujer ejerce sobre el hombre es prácticamente inexistente en la sociedad de la época y se asemeja más al rol que la sociedad espera de un hombre.  Su madre al oír estas palabras le contesta algo así como: “esto ya se parece a lo que tu padre llama feminismo”.  Con la introducción de esta línea, Unamuno ya anuncia el futuro compartimiento de la mujer.  En la obra vemos como Eugenia, a pesar de estar con “un Don Juan” ella hace lo que quiere con su vida.  Se aprovecha de la ingenuidad y quizá de la masculinidad de su comportamiento, para darle un golpe de gracia escapándose con Mauricio.  En esta obra es claro que los hombres llevan las de perder.  Se habla también de otra mujer que salía, con la excusa de ver a sus amigas, para verse con su amante.  Estos comportamientos generalmente son asociados con el hombre, pero aquí vemos a la mujer en control de la situación.  Otra mujer que me sorprende mucho es la madre de Eugenia, ella constantemente manda a callar a su esposo, y el hombre por lo general le obedece.   

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